lunes, 20 de julio de 2009

EL BOSQUE DEL LAMENTO

Hace muchos años se escuchó la desaparición de un grupo de amigos que se fueron de cacería a las afueras de la ciudad “Slee” y que nunca más regresaron. Manuel Kasi, kami y Jacinto, se fueron un día al bosque a cazar; ya en el bosque, cada uno tomó caminos diferentes; Kami el más jovencito, se fue al centro del bosque; Kasi, se fue por los lados del río; Manuel escogió las montañas y Jacinto, el más miedoso que cazaba por primera vez, decidió quedarse a cuidar la comida.

Después de unas horas Jacinto se desesperó de estar solo y no encontraba que hacer, así que inició a maniobrar la escopeta y cuando menos pensó, se le disparó; OH… dijo Jacinto, que fuerte suena.

Sin saber que la bala llegó justamente al río donde estaba Kasi, la bala le pegó en el pecho; Kasi rodó por el correntoso río; pedía ayuda pero nadie le escuchó, mientras los latidos de su corazón se iban apagando poco a poco; Kasi murió y Jacinto ignoraba lo sucedido, mientras seguía jugueteando con su escopeta; pasaban junto a él unos pavos que se dirigieron hacia las montañas; Jacinto se dijo: ¡que pavos tan bonitos! Esta será la cena para el cumpleaños de Kasi esta noche; entonces Jacinto tomó su escopeta y se fue a cazar a los pavos; estando junto a ellos empezó a disparar pero se fueron, y cuando ya se venía, ve a un pavo en la copa de un árbol, así que se acomodó para no fallar porque solo le quedaban dos cartuchos.

Apuntó hacia el pavo y se dijo “No te escaparás”… Bum, bum… y el pavo cayó y con él su amigo Manuel que descansaba después de haber matado a un terrible venado; Manuel no tuvo ni tiempo de pedir ayuda, su muerte fue instantánea, ya Jacinto había matado a dos de sus amigos inocentemente.

Jacinto celebraba la muerte del pavo y se preguntaba ¿por qué no llegan mis amigos?, mientras almorzaba; en los arrabales del bosque Kami perseguía a un feroz león, pero con tan mala suerte que los cartuchos se le habían acabado cuando tenía al león al frente y este león al ver a su cazador le fue encima devorándose al pobre chico.

Jacinto sin saber que había quedado solo en el bosque, llamaba a sus amigos; Manuel, Kasi, kami…donde están amigos?...,porque no escuchan?.kami… kasi… Manuel…

Ya se hacia de noche y Jacinto estaba en el bosque dando vueltas, cuando busco salir no encontró la salida.

¡Oh Dios, me he perdido; se dijo Jacinto, mientras llegaba a un hermoso río, sentándose en la orilla bebía agua, pero de pronto el agua que bebía se iba volviendo sangre, OH Dios, que esta pasando dando un brinco, esto que es? Asomándose al río, ve bajar sangre por todo su recorrido, de pronto escucha que alguien pide ayuda; ¡auxilio!, ¡ayúdenme!.

¿Quién anda allí?; pregunto Jacinto; todo se había quedado en silencio; OH dijo Jacinto: ¿estoy alucinando? ..ya eran las ocho de la noche y Jacinto seguía en el bosque entre la nada sentado en unos árboles, esperando quien sabe que, de pronto se vino un fuerte aguacero con relámpagos, sin tener adonde ir, Jacinto se acomodo lo mas que pudo entre los árboles pero no se escapo de la rabiosa lluvia.

Y a la media noche, Jacinto se había quedado dormido, sin saber que junto a él estaba una víbora, que se le enrollo entre las piernas, picándole en la pierna derecha, Jacinto no se dio cuenta, porque soñaba que habían llegado a la casa y el preparaba el pavo para la fiesta de cumpleaños de Kasi, Manuel asaba el venado para repartirlo entre el pueblo, Kami contaba que el león se le había escapado, pero en segundos Jacinto estaba solo; amigos donde están?, no me dejen otra vez, tengo miedo, mucho miedo.

Al despertar un dolor inmenso le entumía su cuerpo, no puedo moverme, decía Jacinto me duele, me duele; con desespero gritaba. Mamá, ¡tengo mucho frío!, Que tengo?, que me esta atravesando el corazón decía Jacinto,. Pero, poco a poco su corazón dejaba de latir;

Manuel, que se hicieron?, ayúdenme, decía entre los lamentos llorando.

Jacinto murió lentamente en el bosque solo, sin saber que había matado a dos de sus amigos y desde ese día en el bosque se escuchan disparos, lamentos, gritos pidiendo auxilio.

Nadie se ha atrevido a entrar allí, por eso lo llaman:EL BOSQUE DEL LAMENTO

Hay quienes dicen que algunas almas no saben que han muerto


Autora: Heidy Mena

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