sábado, 5 de junio de 2010

EL DESTINO DE SOLEDAD

Autor (a) Snith Ibarguen Martínez

Había una vez en la ciudad de Quibdó Departamento del Chocó, una joven llamada Soledad, ella era una chica muy alegre y divertida degustaba mucho participar en las actividades de su barrio y además trabajar mucho con los niños; después de unos años su vida cambio totalmente empezó a padecer de una enfermedad llamada LUPUS Erictomatoso Discoide.

Soledad empezó a presentar en su cuerpo unas manchas que le cubrían su cara y brazos cayéndosele el cabello, el cabello dolor en los huesos y vista borrosa ya no tenia ganas de nada, ella notaba que el 60% de sus amigas se le retiraron, al verla así con su piel toda manchada; Soledad ya no fue la misma, todo fue tan rápido que al cavo de 2 meses ya estaba recaída en cama; ella no caminaba ni podía hablar bien, tampoco ingería ninguna clase de alimentos solo agua y los medicamentos que le manda van no afectaban para nada la enfermedad la enfermedad del LUPUS la familia de Soledad lo único que esperaba era su muerte.

Su madre que era una mujer viuda y que había quedado con 4 hijos pequeños; luchando los estaba criando, no podía aceptar que su hija mayor y compañera se le muriera así tan rápido, ella no se explicaba en que momento había pasado todo eso, Pero no se rindió, empezó a pedirle al uno y al otro, prácticamente pidiendo limosna y así pudo mandar a Soledad para Medellín. Allá la esperaban unas amigas muy atentas que la llevaron de inmediato al hospital, a Soledad la dejaron hospitalizada de urgencia, luego le iniciaron una serie de exámenes y quedar en un tratamiento ella a veces entraba en crisis pero gracias a Dios se volvía a levantarse.

Al regresar soledad de Medellín muy recuperada, se sentó un día cualquiera a hablar con su mamá y le decía: Cuando uno esta enfermo conoce los amigos y familiares, conoce uno bien a la gente que lo quiere y esta con uno en la enfermedad; esto ya me marco la vida pero gracias a Dios y a ti mamá he vuelto a recuperar parte de mi. Ahora ya puedo entrar a estudiar pidiendo a Dios nuestro señor poder salir adelante y demostrarle a esos amigos ignorantes e inhumanos y también demostrarse a mi misma de que si puedo. Se que no voy a llevar una vida normal como las demás personas porque tengo muchas limitaciones pero es por mi bien y me siento bien así como estoy porque se quienes me quieren y a quien debo querer.

Nota: Hay que luchar siempre por lo que queremos, no importa las limitaciones solo pídelo a Dios Nuestro Señor con Fè y de Corazón. Esta seguro de que él te escucha. Tú eres quien decide quien quieres ser y donde quieres estar.

EL GRANJERO

AUTOR: OMAR DARIO ORTIZ CÓRDOBA ALUMNO GRADO 9° B IEALR JT 2010

Erase una vez, un granjero que vivía en las afueras de un pequeño pueblo, en donde habitaban los demás habitantes; era un granjero que le gustaba un poco el alcohol, su esposa preocupada, que todas las noches salía a tomar con sus amigos, le dijo que si seguía a si, se iba a alcoholizar. Cada día la finca en donde vivía, se convertía en una finca de solada que producía perdida; hasta que un día el granjero decidió rozar su finca. Un día como cualquiera se levantó a trabajar, luego de que su esposa hablara con él, la esposa feliz de ver que él se levantó a trabajar en la finca, está pendiente de cada detalle de su finca porque tiene pensado vender la finca, su esposa al enterarse se puso muy brava y decidió irse de la casa, el granjero al darse cuenta que su esposa lo iba a abandonar decidió hablar con su esposa sobre la venta de la finca y llegaron a una conclusión de que con la venta de la finca no ganaban nada y decidieron trabajar la finca, ponerla a producir para sacar beneficio de ello; tuvieron una cosecha buena, mejores ingresos económicos y vivieron felices

FIN

domingo, 24 de enero de 2010

CONTANDO UN CUENTO (El Clarinetero de Pacurita)

Por: Andrés María García Cossio

El salón de clases se encontraba nutrido como de costumbre, y más que nunca; aquellos estudiantes se comportaban alborotadamente como impulsados por una extraña fuerza; en el ambiente se podía percibir la influencia negativa de alguna energía que, conjunto al sofocante calor de las 3:35 pm, alimentaba aún más el alboroto.
- Las 3:35 pm, justo cuando regresan del recreo; comentaba el profesor Ambrosio con su colega
- Esta hora sí que es difícil
- Cuéntamelo a mí, que me cuesta tanto trabajo retomar el ritmo de rendimiento
- Tú sabes que las matemáticas son muy exigentes. Por eso es que insisto en que se deberían programar en el horario para las primeras horas
- Pobre de ti, no sé cómo te las ingenias para ponerlos a leer y que se concentren en ello; pues con la recocha y alboroto que tienen; lo dudo seriamente
- Ya veremos; por lo pronto comenzaré con lo programado para hoy; les voy a contar un cuento, pero como me lo contaron a mí
- ¿Cómo así?
- Si, tal como me lo narró el señor Luis María allá en Pacurita
- Ah es que ese señor si es el cuco para los cuentos,
- Creo, y asumo la responsabilidad en esta afirmación, que es el mejor cuentero de esta región
- Esta me la veo; ya que estoy libre esta hora, ¿me permitís asistir a tu clase?
- Claro colega; me sirve como motivación
- Ja- ja- ja - ya me imagino la cara de asombro de los alumnos cuando me vean llegar con su cuchilla, el terror de las matemáticas
- No te burles; que por lo menos me respetan así no me quieran
- Ja- ja -ja- será que te temen.
Como una sentencia, lo pronosticado por los colegas se cumplió al pie de letra, el alboroto se suspendió inmediatamente y los alumnos se miraban unos a otros con una expresión de temor y de asombro. Alguno ubicado en la parte de atrás se atrevió a murmurar ¡Dios se apiade de nosotros!, ¡Cristo se juntaron!; otro entre dientes ¡nos jodimos!
Después de un breve y cordial saludo, el cual aumentó mucho más el asombro en los alumnos, el profesor Ambrosio invitó a su colega a sentarse a un costado en la parte de atrás y dirigiéndose a los estudiantes, quienes ya no necesitaban más motivación comenzó sin más su emotivo relato así: “Les voy a contar un cuento”.
Sucedió hace algunos años en Pacurita, cuando aún no existía la carretera, ni el puente, y la única forma de llegar allá era navegando en champa; era la época en que aún se cazaba en sus alrededores guagua, guatín, iguana, venado, tatabro y tigre. Pues bien mis queridos estudiantes, existía para aquella época, un señor cuya gracia o nombre era José Abel y era el único clarinetero en la región. No había fiesta que no fuese amenizada por el mágico clarinete de Don José Abel. Tocaba con gran maestría desde una polka, un abozao o una contradanza hasta un pasillo o un currulao; pero este virtuoso músico, con una básica formación académica de 2 semestres en Ibagué, pero curtido en el folclor regional y nacional, era por demás una persona muy arrogante y presumida, y a razón de ser el único músico de la región, como decía mi abuelo, en casa de ciegos el tuerto es rey; se la lucía o presumía de más frente a sus humildes coterráneos, quienes lo endiosaban a más. Era su cotidiana expresión “yo nunca toco gratis”; repetía siempre aquello para evitar se le pidiese algún favor; decía: “yo pagué muchos años de conservatorio y nadie me dio para comprar el clarinete”. Pues bien, ocurrió que, durante las fiestas patronales del pueblo vecino, después de acordado un toque de cuatro horas por un costo de $10.000 pesos, habiendo iniciado el baile a las 8:00 pm, tras 3 horas de viaje en champa; a las 12:00 pm en punto, Don José Abel, el Clarinetero, suspendió la música estando el baile en su mejor momento; pues la gente consideraba que apenas se estaban calentando al sabor del ron, el biche y el Platino. Dijo este: “hasta aquí llegó Paula”, “yo nunca toco gratis, y el contrato fue por cuatro horas, ni un minuto más ni un minuto menos”. No valieron los ruegos ni las amenazas de los iniciados danzantes, Don José Abel no cedió un minuto; solo cuando algunas mujeres, sacando unas del cabello y otras del entrepecho sus poquitos ahorros, logrando juntar la suma de $ 1.500 pesos, cantidad que según don José Abel, solamente alcanzaba costear un toque de media hora, pero que dadas las circunstancias y el hecho de que él se encontraba de buen genio, tocaría una hora por ese valor. Continuó la fiesta y exactamente sesenta minutos más tarde, volvió a parar la música, guardando su instrumento en la caja. Los pobladores muy enojados convinieron que nadie lo llevaría en su champa ni le darían posada, ante lo cual, Don José Abel se aventuró solo por el monte a esa hora. Fue su desgracia y castigo que no habiendo caminado más de una hora, cayó en una trampa para tigres (un hueco hondo en la tierra) y en esta ya había un molesto y hambriento felino que intentó comérselo; pero el astuto músico recordó que las fieras se amansan con música, y ágilmente armó su clarinete y empezó a tocar una rítmica melodía regional; y cada vez que se detenía para descansar, el tigre se enojaba. En estas, don José Abel tocó pasillos, abozao, polka, danza y bambazú, hasta el amanecer, gratis al tigre; siendo rescatado por una pareja de madrugadores campesinos atraídos por la música.
Sonó el timbre para el cambio de clases, pero ahora los asombrados eran los docentes porque ningún alumno se movió de su puesto y le suplicaban al profesor Ambrosio que siguiera con el relato. Lección que nunca olvidarían.

lunes, 14 de septiembre de 2009

SUEÑOS


Los sueños nos anuncian,

algunos los tienen por premonición,

unos sueñan con sorpresas

otros sueñan con su amor;

se puede soñar despierto,

que es el sueño más común,

o soñar dormido como un lirón;

pero si tienes pesadillas que te aquejan,

y en ocasiones afectan a tu corazón,

¡Anda!, ¡despierta y olvida las penas!;

pues recuerda que los sueños,

son solo eso; sueños

Y si no te convienen ¡Deséchalos!

Total los sueños, sueños son.

Autor: Andrés María García Cossio

sábado, 12 de septiembre de 2009

Milagro de la Virgen (Cuento)


MILAGRO DE LA VIRGEN
Por Amagarcos
¿Y usted por qué está tan pensativo mijo? La pregunta lo sustrajo de su pensamiento. El profesor Ambrosio repasaba en su mente imágenes, un poco olvidadas, de su alegre época infantil; era como mirar una proyección cinematográfica sobre una pantalla interna, en la cual, nadie en el mundo ha podido mirar; le parecía haber despertado de un profundo sueño, y por momentos, creía haber comprendido, a cabalidad, la Teoría de la Relatividad de Einstein, puesto que mientras que el tiempo (afuera de su mente) solo corrió 1 minuto, él adentro sintió vivir o pasar horas.
-¡Es extraño!, comentó a su esposa
-¿Qué cosa mi amor? Preguntó ella un poco angustiada por esa extraña expresión en la cara de su esposo con la mirada ausente, como si estuviera hablando pero no estuviese presente.
-La ambigüedad en las emociones que experimento en estos momentos
-¿Qué pasa?
-Por un lado siento una gran alegría al recordar sucesos perdidos de mi niñez; pero por otro lado, me queda una gran frustración al comparar mi realidad hoy a mis 40 años, con mis sueños de ese entonces
-No te entiendo mi amor
-Déjame que ni yo mismo me entiendo ahora. Creo que nadie me podrá entender
-Pues mijo hable con La Patrona. Ella si sabrá entenderlo de seguro, y le orientará como siempre
-¡Sabes que sí! De pronto tiene algo que ver con mi promesa de proclamar su fe y su santo nombre
-Usted más que nadie sabe de los misteriosos caminos de la Virgencita, recuerde lo que le pasó hace 33 años
-Claro que sí, pero ¡Me asustas mujer!
-¿Cómo por qué mijo?
-Te me estás volviendo bruja mija
- Oiga ¿Cómo así?, ¡Halándole al respetico!
-Ja, ja, ja no se ofenda mija, lo que quiero decir es que me está adivinando el pensamiento, y eso me asusta, porque hasta ahora es lo único realmente privado; pero ya veo que con las mujeres no hay sitio seguro ¡Qué peligro!
-Ah ya entiendo, ¿Y en qué pensaba mi amor?
-Pues precisamente estaba recordando aquel suceso que te comenté ayer durante la cena
-¿Lo de la salvada de ahogarse a los 7 años?
-Exacto, estos días no saco de mi mente aquel milagro que la Virgen obró en mí, creo que tiene algo que ver con mi promesa y mi repentino interés por escribir cuentos
-Bueno por lo pronto vamos a desayunar para que coja fuerzas por si quiere escribir, esa pensadera debilita a cualquiera.
El Profesor Ambrosio trataba de encontrar una conexión lógica a su reciente interés por la Legión de María con la repentina muerte de su madre, quien en vida fue una fiel devota de la Virgen del Carmen, la tranquilidad que experimentaba cuando rezaba el rosario con su familia los sábados y los mensajes que recibía, vía correo electrónico, sobre la vida de la Virgen y su aparición en Fátima, provenían de una gran amiga familiar residente en el extranjero, a quien no veía hacía ya más de 10 años, sumado a ello su interés por escribir.
-Papi esta noche me cuentas la historia de tu salvada cuanto niño. Le pidió su hijo quien acababa de levantarse y coincidencialmente llega tocando el tema sin haberse dado cuenta de la charla de sus padres
-Es una promesa hijo
Ya eran las 6:30 pm, y la familia completa se encontraba sentada a la mesa terminando la cena.
-Papi recuerda tu promesa. Dijo el hijo ansioso
-Claro que sí hijo. Pero salgamos al balcón y aprovechemos esta hermosa noche de luna resplandeciente, que así mientras yo les cuento ustedes podrán observar las estrellas y las figuras que estas forman cuando se juntan; hasta de pronto contamos con suerte y vemos alguna estrella fugaz y le pedimos un deseo.
-Bueno familia, cuando yo tenía 7 años, mis padres y mis 8 hermanos, para ese entonces, vivíamos en un pueblito llamado Alegró. Allí todos los 16 de julio se celebra la fiesta a la Virgen del Carmen. Como detalle especial de esas fiestas puedo contarles de la realización de Las Balsas de Virgen del Carmen; ya ustedes han sabido que alegró es una península y está ubicada exactamente en el punto de confluencia de los ríos Atrato y Andágueda. En estas fiestas se compite por el mejor diseño y adorno de las balsas; claro está solamente podrán participar los grupos previamente inscritos, y el personal que participará se debe seleccionar con rigor, siendo requisito insalvable, ser un buen nadador; no se admiten personas que no sepan nadar, y por supuesto bailar y ser muy alegre. A los niños en este pueblo, desde pequeños, lo primero que se les enseña es a nadar y a bailar. Fue a partir del suceso de mi anécdota que reglamentó la exigencia de saber nadar a los participantes. Pero centrémonos en este suceso. Por ser el hijo menor de uno de los más connotados comerciantes de ese entonces, fui invitado a participar en Las Balsas, a lo cual mi madre se opuso enfáticamente; pero traviesamente en contra de su voluntad y a escondidas me fui al evento. No podría describir con precisión la inmensa alegría que sentí al subirme por primera vez y última vez en una Balsa de la Virgen del Carmen; pero esta alegría se tornó en un temor terrible, puesto que al vaivén de los alborotados danzantes, la balsa se mecía bruscamente de un lado a otro amenazando voltearse. Yo había escuchado a mi madre decir en varias ocasiones que la invocación con fe del nombre de la Virgen del Carmen en momentos de peligro de accidentes, era muy efectiva, y que por ello los conductores no fallan en colocar su imagen en el volante, y se le conoce como la patrona de los conductores.
-¡Aaah! Por eso es que todos los 16 de julio esa gran cantidad de carros pasan por aquí pitando y haciendo tanta bulla
-Si hijo, y ya sabes que no deberías molestarte por ello, pues un acto de fe.
-Sí ya entiendo, y cuando sea grande y compre mi carro seré uno más
-Que así sea hijo. Bueno les contaba que la balsa se mecía peligrosamente, y que temía que se fuese a volcar, temor motivado porque no sabía nadar, y estábamos muy lejos de la orilla en la mitad del caudaloso río Atrato; además ese día había una creciente y bajaban unas grandes empalizadas. El motorista intentó evadir un gran tronco con abundante ramificaciones, el cual bajaba amenazando una colisión. La repentina maniobra del motorista y los bruscos movimientos de los danzantes, provocaron lo temido, La balsa se volcó y cuando menos me lo esperaba me encontraba en el agua chapoteando con todas mis fuerzas, tratando de mantenerme a flote y pidiendo ayuda. Los minutos que duro esta situación para mi parecieron horas, recuerdo que muy pronto me cansé de batallar y me hundí creo aquí que fueron unos 10 ó 15 metros. Confusas imágenes pasaron por mi mente, veía a mi madre advirtiéndome de participar en esas balsas por un extraño presentimiento respecto a ese día por ser martes, y mi burla por lo que consideraba exageración. De repente el recuerdo de la expresión de mi madre: “El mencionar con fe a la Santísima Virgen del Carmen en momentos de peligro” De repente sentí en mi mano el escapulario que me había regalado mi padrino justo ese día, lo apreté fuertemente contra mi pecho y dije para mis adentros “Virgen Santa Sálvame de esta y te prometo total devoción y respeto a mi madre”; dichas mentalmente estas palabras, sentí golpear mi pierna derecha por una de las ramas del gran tronco que motivó el naufragio y sin pensarlo dos veces por instinto de conservación o inspiración Divina, me así fuertemente de manos y piernas a la rama, y favorecido por la fuerte corriente que hizo girar y dar tumbos al enorme tronco y misteriosamente dio un giro sorpresivo que sacó a flote rama a la cual me encontraba agarrado, solo alcance a escuchar la voz de un motorista diciendo ahí está el niño pegado a ese tronco, velozmente se dirigieron hacía el tronco y lograron rescatarme justo antes que el tronco volviera a girar
-¿Comprenden ahora mi devoción por la Virgen del Carmen?
-¿O sea papi que yo le debo mi vida a la Virgen del Carmen?
- ¿Por qué dices eso hijo? ¿Acaso tú también has estado en peligro de muerte?
-No papi, pero si ella no te hubiese salvado, yo no existiría
-Aaah eso es una gran verdad
-Oiga amor, ¿Por qué no rezamos el rosario?
-Si mijo recémoslo

domingo, 2 de agosto de 2009

El Gran Incendio - (Cuento)

La motivación de los alumnos del profesor Ambrosio Gracia se encontraba en su punto más alto; no era usual que un padre de familia, y menos un abuelito, visitase la clase; el anciano entró saludando a los jóvenes con un “Buenos días mis hijos”, al tiempo que sonreía; este solo hecho, transmitió un poco de calidez a los intrigados discípulos, quienes entre murmullos se decían unos a otros: “Se parece al profe pero mas viejo”, “De seguro es familiar”; pero el profesor Ambrosio se anticipó a decirles:
-Buenos mis queridos estudiantes, para la clase de hoy he invitado a una persona de mis afectos. Permítanme presentarle al Señor Fernelis Gracia, quien nos va narrar una historia.
-profe, ¿El señor es su papá? Preguntó Marielita la más pequeña y tierna de la clase.
-Si Marielita, contestó el profesor Ambrosio con un gesto de orgullo
-O sea que usted, dentro de algunos años, ¿Se va a ver como él ahora?
-Posiblemente, puesto que ya hoy me veo como él se veía hace 43 años
-AAH si no me equivoco, cuando usted nació su papá tenía 35 años…
-No Marielita, no te equivocas y te felicito por tu habilidad para procesar estos cálculos matemáticos y tu buena memoria
- Si profe yo recuerdo que el mes pasado celebramos aquí mismo sus 43 años, usted dijo con mucho orgullo que había nacido en el año 1965, un año antes del Gran Incendio de la ciudad
-Precisamente sobre ese gran suceso es que nos va a hacer la narración nuestro honorable invitado de hoy. Mucha atención y tomen sus apuntes porque de esta historia deberán surgir los mejores cuentos que ustedes narrarán, y deberán poner en práctica lo visto en clase; recuerden que un cuento es una narración breve que lleva un inicio, nudo y desenlace; y no olviden el carácter unilineal del cuento.
- O sea profe que de esta historia ¿Vamos a escribir los cuentos para participar en el Concurso Nacional?
- Si, y es la nota final del periodo; así que mucha atención y permitamos a nuestro invitado que nos narré la historia.
-Gracias mijo. Dijo en un tono sereno el venerable invitado.
Para empezar quiero que recuerden estas dos sentencias: “No creas todo lo que ves” y “Cree en lo que no ves”; anótenlas en sus cuadernos y ténganlas presentes para desarrollar sus reflexiones y composiciones de clase, puesto que estos son los mensajes que trae la historia…
Era un día de cielo despejado, soleado y muy caluroso como el de hoy, aquel 26 de octubre de 1966. Yo me encontraba a eso de las 5:00 pm, en el puerto esperando con ansiedad la llegada de La Cartagena; así se llamaba la lancha en la cual llegaría mi encomienda que quince días atrás le había encargado al Capitán Álvarez, y la esperaba con ansiedad porque era un remedio para mi pequeño hijo de apenas un año de nacido
-Disculpe Don Fernelis, ¿Ese niño era mi profe Ambrosio verdad?
Preguntó con ansiedad Marielita interrumpiendo la narración, ante lo cual los demás compañeros le gritaron “Mariela callate, dejá oír”
-Si Marielita. Contestó El Señor Fernelis
Con una tranquilidad propia de los viejos, quienes no tienen afán porque no desean, realmente, llegar (En contraste con el ímpetu de la juventud)
-Pero tranquilos, tomen sus apuntes y escriban las preguntas que al final del relato, con mucho gusto las atenderé
-¿Hay tiempo?
-Claro que sí, hoy tenemos 2 horas de clase y si es necesario, le pedimos prestada una hora al profesor de matemáticas. Argumentó el profesor Ambrosio
-Bueno como les venía diciendo, me encontraba yo en el puerto esperando la llegada de La Cartagena que era una de las 3 lanchas que traían el comercio a esta ciudad, las otras dos eran La Bolívar y La Lorica. Para aquella época no existía carretera, y nuestra única vía de transporte era el río Atrato. También es importante que sepan que las casas estaban construidas en madera pero muy bonitas, solamente había 2 casas construidas en concreto: una del señor Antún Bechara y un señor apodado El Turco Negro. Una vez recibí la encomienda, me dirigí a mi casa, y en el camino me encontré, una cuadra más abajo, con la profesora Zulia Sánchez, quien salía, como era usual, hacía la iglesia a esa hora; al saludarle le pregunté si ya había terminado el altar a los santos que tenía en su casa, y le recomendé tener mucho cuidado con las velas cuando dejaba la casa sola para ir a la misa, que podría pasar un susto un día cualquiera. Contigua a la casa de la maestra quedaba el local de un gran comerciante con una miscelánea; allí se podía conseguir desde una aguja hasta latas de aceite, manteca, pólvoras y electrodomésticos.
Era cercano a las 6:00 pm, cuando se escucharon los gritos de ¡Incendio!, ¡Incendio!, ¡Se quema el pueblo!, ¡Incendio! Unos corrían para salvar sus cosas, otros para curiosear; pero en poco tiempo la ciudad ardía en llamas; fui testigo de ver a una señora cargar, ella sola, y sin ninguna ayuda, una pesada nevera que un mes antes había comprado y necesitó la ayuda de 4 hombres para moverla, pero durante el susto del incendio, la cargo solita y la sacó de la casa para que no se quemase. El Capitán Pedro Álvarez, vio con impotencia, como llegaban las llamas a su bodega y frente al temor de perder bajo las llamas la mercancía, dio la orden de que la gente sacase lo que pudiese, que era mejor regalarlo que perderlo. Unos sacaban bloques de queso, otras latas de manteca o de aceite o bultos de arroz; pero un joven vio en esta, la oportunidad de hacerse a una radiola y sin pensarlo dos veces, la cargó él solo, pero contó con tan mala suerte que justo en ese momento llega un policía a poner el orden y evitar saqueos, el policía no había escuchado la orden del propietario, y creyendo cumplir con su deber, disparó contra el muchacho, convirtiéndolo en la única víctima mortal durante aquel pavoroso incendio. Y el dato más importante para mí, no me lo contaron, yo lo presencié; cuando sacaron al Seráfico de Asís y lo pasearon por lo que quedaba del pueblo si consumir por las voraces llamas, repentinamente se vino un fuerte aguacero y así se controló el incendio; creo que ahora podrán entender la razón de la devoción de este pueblo hacía su santo patrono San Francisco de Asís al cual con cariño llamamos San Pacho.
En este punto del relato volvió a interrumpir Marielita preguntando:
-¿Por eso fue que nos dijo al inicio “No crean todo lo que ven” y “Crean en lo que no ven”? Se refería al hecho de que el policía mató al muchacho porque lo vio cargando la radiola y creyó que estaba robando ¿Cierto?
-Si Marielita
-¿Y que creamos que fue San pacho quien apagó el incendio?
-Exactamente
-Profe creo que es mejor que vaya pidiendo prestada la hora. Sugirió Marielita
-Este interrogatorio va pa`largo…
- Yo si creo. Contestó el docente y salió presuroso a cumplir el cometido.

domingo, 26 de julio de 2009

LA UNION ES JUSTICIA

Esta era una vez un tendero llamado Rafael que como era el único que tenia tienda en el pueblo en donde vivía, todo lo vendía caro con precios súper exagerados. Los habitantes del pueblo le pedían encarecidamente que por favor los considerara y les vendiera con precio justo, el señor Rafael les respondía diciendo, yo no necesito de nadie, a mí nadie me ayuda ni me colabora, todo lo que tengo lo he comprado con mi plata. Toda las personas del pueblo de ver tanta injusticia un día más que otro se reunieron e hicieron una recolecta para ir a comprar a la ciudad artículos con el fin de montar una tienda mejor y con mas productos que la de Rafael, desde ese momento repentinamente se le congelaron las ventas a Rafael de tal modo que todos los artículos se empezaron a dañar, fue en ese entonces que se empezó a dar cuenta de que todos necesitamos de todos sin importar las cualidades que tengamos.

El señor Rafael después que se dio cuenta que no vendía nada ni con los precios justos terminó regalando todos los artículos, el señor Rafael se dio cuenta que considerando las personas podría progresar él y los demás.

Autor: Yerlin Romaña Grado 10ºA IEALR JT 2009